La Lipomerie es un lugar abierto y acogedor dedicado a compartir y enseñar. Consciente de la ecología del mundo, desea ofrecer sus habitaciones y sus luces suaves a las personas comprometidas con el vínculo y que deseen contribuir a una fraternidad benévola y respetuosa. O simplemente deseando descansar.
Antigua granja fortificada, La Lipomerie se ha convertido a lo largo de los siglos en una hermosa residencia en un conjunto coherente de edificios que refleja su antigua prosperidad rural.
Transmitido de familia en familia desde el siglo XVI, hasta que llegué hace cuatro años, me encantó, tras su elegancia, su sencillez y solidez. Bajo su tejado a cuatro aguas, sus gruesos muros de piedra y sus elementos de época, es una casa en la que se detiene la carrera del tiempo, en la humildad de nuestra efímera existencia ante su gran antigüedad. Esta casa habitada le invita a relajarse. En sus bellos espacios, frente a una chimenea, el huésped respira la tranquila y modesta historia de este lugar. El tiempo parece detenerse, las preocupaciones quedan lejos.
En el corazón de su finca de cuatro hectáreas, La Lipomerie vive en armonía con la naturaleza: junto al antiguo granero de la prensa de manzanas, un huerto de permacultura, colmenas, un corral y un pequeño rebaño de resistentes y cariñosas ovejas Thomes y Mortens; praderas pobladas de especies y especies alimenticias o decorativas, bordeadas por cercas vivas de árboles frutales en cordón. Estos árboles son testigos de la infinita riqueza de nuestro patrimonio arbóreo y nos deleitan con sus treinta especies de manzanas y peras. La naturaleza es generosa.
Como profesional de la salud, cuidadora y apegada a las relaciones humanas, madre de cuatro hijos, fui golpeada, a raíz de un singular accidente, por una hiperacusia que me dificultó la vida en París. La necesidad de calma y silencio, de un mejor vínculo vital con la naturaleza y de poder compartirla, me llevó a La Lipomerie. Aquí, en esta zona rural, estoy construyendo una vida sencilla, marcada por las estaciones, escuchando la tierra, el sol, la lluvia, los animales, los insectos, los frutos y los árboles. Mi huerto de permacultura me hace soñar con la autosuficiencia, con alimentos buenos para el cuerpo. Mis colmenas me enseñan que nosotros también formamos parte de un todo, en el que cada individuo contribuye a un propósito mayor que nosotros mismos.
Al igual que la permacultura de mi huerto, creo que el conocimiento abona, cruza, alberga y prospera, para crear abundancia. Esta casa participa de ello con toda su esencia y toda su larga historia.
Venir a La Lipomerie significa elegir un dominio que nutre, un dominio que repara, un dominio que eleva.